Ayer tuve la oportunidad de participar como ponente en el Hospital Universitario de Alcorcón, donde impartí una charla al Departamento de Oncología sobre un tema cada vez más solicitado por pacientes y profesionales: cómo alimentarse frente a un cáncer de mama. El encuentro fue organizado por Novartis y contó con el Dr. Jorge Silva Ruíz como anfitrión, a quien agradezco especialmente la invitación y el interés por incorporar la nutrición como parte del abordaje integral del paciente oncológico.
La importancia de hablar de alimentación durante el cáncer
Cada vez disponemos de más datos que muestran cómo la alimentación y el estilo de vida influyen no solo en el riesgo de desarrollar cáncer, sino también en la evolución clínica, los efectos secundarios y la calidad de vida durante los tratamientos. Estudios recientes indican que uno de cada tres cánceres está relacionado con factores modificables, entre ellos la dieta. En el caso concreto del cáncer de mama, alrededor del 20% podría prevenirse con hábitos saludables. Pero más allá de las cifras, hay un hecho clave: las pacientes quieren información. La mayoría tiene dudas, busca respuestas y, en ocasiones, termina encontrando recomendaciones contradictorias o incluso perjudiciales. Por eso es tan importante que los equipos sanitarios revisen qué comen sus pacientes y que cuenten con apoyo especializado cuando sea necesario.
Nutrición clínica: cuándo intervenir y por qué es determinante
Durante la sesión abordamos los escenarios más habituales en los que la intervención nutricional resulta fundamental: desde la pérdida de peso, la anorexia o la mala tolerancia alimentaria, hasta problemas más concretos como náuseas, alteraciones del gusto, mucositis, dificultad para tragar, estreñimiento o diarrea. A menudo se piensa que comer “más sano” es suficiente, pero en oncología la realidad es más compleja: el objetivo es mantener el estado nutricional, asegurar un aporte adecuado de energía y nutrientes y adaptar la dieta según los síntomas y el tratamiento. No todas las pautas sirven para todas las personas, y no todas las etapas requieren lo mismo.
Qué nos dicen las guías y cómo aplicarlas en la vida real
Revisamos también las recomendaciones del World Cancer Research Fund, que ponen el foco en una alimentación rica en vegetales, legumbres y cereales integrales, y en evitar el exceso de alimentos ultraprocesados.Sin embargo, uno de los mensajes clave de la charla fue la importancia de traducir estas guías a la práctica clínica: cómo acompañar al paciente, cómo ajustar la pauta según su sintomatología y cómo evitar que caiga en dietas restrictivas o modas sin respaldo científico.
De la teoría a los casos reales
Para cerrar la sesión, analizamos tres perfiles alimentarios reales que suelen aparecer en consulta: personas que comen poco por falta de apetito, pacientes que aumentan el consumo de “superalimentos” de forma desordenada, o quienes realizan cambios drásticos sin supervisión. A partir de ellos, trabajamos posibles correcciones y estrategias prácticas, fáciles de aplicar tanto en el ámbito clínico como en el día a día de las pacientes.
DN Carla Not