¿Cuántas veces habrás oído que una
buena alimentación es la base de una buena salud? La nutrición ha demostrado
ser una gran aliada a la hora de prevenir enfermedades, y lo vemos en el
creciente número de investigaciones que apoyan la idea de que cuando
las personas comen bien, se mantienen más sanas y es más
probable que controlen las enfermedades crónicas y quizás incluso, que las
eviten por completo.
Pero, ¿sabemos realmente qué es ‘comer bien’? y lo que es más importante, ¿cómo
incorporar la buena alimentación en nuestros hábitos diarios?
Entrevistamos a la nutricionista clínica Carla
Not, para que nos explique las claves para mantener una dieta equilibrada y nos
dé algunos consejos prácticos para adquirir unos hábitos más saludables.
¿Qué
consejos darías a alguien que quiere mejorar sus hábitos alimenticios pero que
no tiene tiempo o no sabe por dónde empezar?
Si no sabes
por dónde empezar y sientes que no estás comiendo correctamente o te encuentras
falto de energía o ya despunta algún valor en tus analíticas, lo mejor sería
acudir a un nutricionista, en estos casos con dos o tres sesiones puedes
aprender a comer correctamente y mantener hábitos a largo plazo.
Si por el contrario te encuentras bien y gozas de buena salud pero simplemente
no tienes tiempo, mi consejo principal tras más de 10 años de consulta es que
encuentres tiempo como sea, es un error dejar la alimentación en último lugar.
Comer platos precocinados, abusar de procesados o encargar constantemente
comida a domicilio, todo ello termina pasando factura. Para reconducir una
situación así lo mejor es la planificación, comprar una pizarra magnética para
la nevera o escribir unos menús para saber qué comerás esta semana, en base a
ello, hay que hacer una lista de la compra y tener siempre cierta despensa,
será muy complicado optar a una cena sana con la nevera vacía. Otra opción
sería el sistema batch-cooking o lo que
se ha hecho toda la vida que es dejar hechos algunos tuppers el fin
de semana, sólo con 2-3 preparaciones verás que respiras mejor entre semana.
Esta nueva
situación que estamos viviendo a causa del coronavirus ha influido en la dieta
de muchas personas, sobre todo durante los meses de confinamiento. ¿Nos podrías
dar algún consejo para mantener el control durante esta época de incertidumbre?
El
confinamiento hizo que mucha gente aumentara de peso, en parte por ansiedad y
en parte por aburrimiento. En mis pacientes estoy contenta de ver que desde
mayo lo han logrado reconducir y recuperar su peso habitual.
Para el contexto actual, mi consejo sería comer más en casa, nadie conoce mejor
la manipulación de un alimento que el propio cocinero. Aprovecharía para comer
alimentos más ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes, no porque eviten
contagios sino porque vamos hacia una época de gripe y catarros, cuanto mejor
sea nuestro estado nutricional mejor estarán nuestras defensas.
Durante esta
pandemia muchas personas también han sentido ansiedad, y esto ha provocado que
afecte negativamente a su alimentación ¿cómo podemos controlarlo?
La ansiedad
alimentaria es bastante difícil de controlar de forma autodidacta, suele
requerir la ayuda de un profesional. Desde mi campo siempre aconsejo:
- No exponerse a picos de hambre, es decir,
estar muchas horas sin comer.
- No tener en casa alimentos que puedan
detonar un atracón.
- Cuando queramos picar algo sería ideal
servir la ración adecuada en un recipiente en lugar de llevar el paquete
al sofá pensando que sólo cogeremos un poco.
- Si por el contrario no podemos controlar el
picoteo, lo mejor es no iniciarlo o sustituirlo por algo que no nos
atraiga tanto.
Como
nutricionista, ¿qué consejo darías a una persona con una enfermedad crónica,
que quiere mejorar su alimentación?
Es difícil
generalizar con las enfermedades crónicas, cada patología es distinta, los
requerimientos y/o déficits nutricionales varían así como las adaptaciones
dietéticas, sin embargo, como base común yo aconsejaría:
- Disminuir el consumo de azúcar, bollería
industrial, alimentos procesados o envasados.
- Procurar que la alimentación sea lo más
“natural” posible, con ello me refiero a que los alimentos que comamos
estén preparados del modo más cercano a su estado natural.
- Aumentar el consumo de vegetales siempre que
la situación lo permita y procurar que sean de temporada y proximidad.
- Disminuir el consumo de carnes rojas y
lácteos grasos.
- Escoger proteínas con menos componentes
químicos, carne ecológica, pescado salvaje, huevos categoría 0, etc.
- Fraccionar las ingestas en unas 5-6 al día,
evitando así los grandes excesos.
- Adaptar las calorías a los requerimientos de
la situación patológica, muchas veces las enfermedades crónicas inducen
tanto aumento como pérdida de peso.
Muchas
personas relacionan el ‘comer sano’ con la típica ensalada verde, pero cada vez
vemos más recetas que son sabrosas, divertidas y saludables a la vez ¿crees que
comer sano cada vez se relaciona menos con el hecho de ser aburrido
Es bien
cierto, pese a que en mi mente, comer sano nunca ha sido equivalente a comer
aburrido. Siempre intento trasladar este pensamiento a las personas que inician
un cambio, por ello en mi web tengo
más de 400 recetas que
he cocinado a lo largo de los años, para que sean una fuente de inspiración
cuando alguien quiera aprender a comer sano y sabroso.
La nutrición
puede ser una forma muy efectiva de mejorar nuestro sistema inmunitario. ¿Nos
podrías recomendar algunos alimentos que refuercen esta función?
Sólo será una
forma efectiva si el motivo porque cual nuestro sistema inmunológico no opera
correctamente es por causa de algún déficit micronutricional. Es decir, dar
vitaminas y antioxidantes en exceso no mejorará su función, ahora bien, un
déficit de los mismos sí que nos podría hacer más susceptibles de contraer
determinadas infecciones. Lo ideal es la dosis justa.
No me gusta hablar de alimentos concretos, el equilibrio micronutricional del
cuerpo se logra consumiendo 5 raciones de vegetales al día, sean verduras,
hortalizas o frutas. Para asegurarnos de que entran distintos minerales y
vitaminas lo ideal es que haya vegetales de muchos colores además de variar a
menudo y procurar que coincidan con su temporada óptima de consumo.
Últimamente
también hemos oído hablar mucho de los llamados ‘superalimentos’ (jengibre,
canela, semillas, algas…) y de sus propiedades. Algunos parecen muy exóticos y
pueden ser difíciles de incorporar a nuestro día a día, ¿qué debemos saber
sobre ellos? ¿cómo nos aconsejaría incorporarlos a nuestro menú?
Lo que para
nosotros resulta exótico en su país de origen puede resultar aburrido,
trasladar un alimento autóctono de zona de consumo no le confiere propiedades
de superalimento.
Sólo aconsejaría incorporar aquéllos que tengan estudios científicos detrás,
como por ejemplo la cúrcuma, el jengibre, el té verde, los lignanos (semillas
de lino, sésamo, etc.), los frutos rojos por sus antioxidantes, las crucíferas
(brócoli, col y cía.) por los sulfurafanos, etc.
Si quieres saber más sobre cómo llevar un estilo de vida saludable y cuidar
mejor de tu salud síguenos en nuestras redes sociales de Twitter y Facebook.
Tu Cuentas Mucho.