Extracto de la entrevista posterior a la charla
Realmente influye tanto lo que comemos en nuestro estado de ánimo?
Sí pero no a
todo el mundo por igual, hay individuos más sensibles que otros, es bien sabido
que el azúcar estimula a los niños activos, que el chocolate desencadena
reacciones de placer en el cerebro o que la falta de determinadas vitaminas o
minerales puede volvernos más apáticos.
¿Entonces todo se reduce a la química del cuerpo y lo alimentos?
No, el
condicionamiento mental juega un papel clave también, hay alimentos que
químicamente no producen reacciones como las que mencionado antes pero si
evocan recuerdos y en consecuencia el sentimiento vinculado a ellos. Como puede
ser bienestar de un vaso de leche antes de acostarse, el café por su olor a
inicio de día o un plato que sólo nos cocinara nuestra madre.
¿Es lo que ocurre con el dulce?
Sí, pese a que
el azúcar sí desencadena reacciones químicas, la mayor parte de las personas
tienes una vinculación emocional con el dulce. Quizás ese condicionamiento ha
venido por frases de nuestra infancia como: “si te comes la verdura te doy el
postre”, “si te portas bien te compro un helado o una pasta” o cuando el mal
trago del pediatra se compensaba con una piruleta al salir o algo tan sencillo
como asociar las fiestas como cumpleaños, Navidades, castañadas, etc. a dulces,
entonces es muy fácil vincular involuntariamente esos momentos de felicidad al
dulce.
DN Carla Not