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Hoy te cuento

carla not

El cansancio crónico

Sentirse siempre cansada/o no es normal...

¿Alguna vez te has preguntado cuánto tiempo llevas arrastrando este cansancio?


Estar cansado de forma puntual es totalmente normal y es importante escucharnos para que en estos momentos podamos parar y descansar, sin embargo, cuando esta sensación persiste en el tiempo y no mejora incluso después de hacer una buena cabezada o simplemente descansar, nos referimos a ella como fatiga en vez de cansancio y debemos valorar qué puede estar detrás de ella.


Podemos diferenciar dos tipos: fatiga física y fatiga mental. La primera se manifiesta en las diferentes actividades que realizamos a lo largo del día, siendo especialmente agravada cuando hacemos un ejercicio intenso. En cuanto a la fatiga mental, muchas veces se manifiesta en forma de somnolencia.


La fatiga es una condición a veces difícil de percibir o detectar ya que depende de la subjetividad de cada persona y al no disponer de un instrumento diagnóstico de referencia hace que sea un parámetro infravalorado en la práctica clínica.


Muchas veces, la fatiga se asocia a una patología de base o bien puede ser idiopática, es decir, que se desconoce el origen de ésta. Su manejo reside en conocer el posible origen de esta sensación y entender los mecanismos fisiopatológicos que la originan, entre ellos, podemos destacar alteraciones del sueño, anormalidades del sistema nervioso u otros mecanismos biológicos, los cuales pueden estar mediados por el estado nutricional de la persona (¡aunque por supuesto no es lo único!).


Con esto, aquello/as que acudís a la consulta, a lo mejor os habéis extrañado que en vuestro primer día os preguntásemos cómo era vuestro sueño o si os sentís energéticos y descansados… y es que como veremos en las siguientes líneas, todos estos factores están totalmente conectados. De momento, os podemos avanzar que aquello que comemos, tanto en su calidad como en su cantidad, es un factor importante en la aparición de fatiga.


Aquello que comemos


Ingesta insuficiente

Si no llegamos a cubrir nuestros requerimientos energéticos y proteicos con la alimentación, los depósitos de energía de nuestro cuerpo se terminarán tarde o temprano, produciendo una depleción de la masa grasa y el tejido muscular, por ende, esto se puede manifestar en forma de fatiga o bajo rendimiento físico.


Igualmente, no hace falta mencionar que la fatiga muchas veces es la manifestación de la carencia de ciertos micronutrientes tales como el hierro o vitaminas como la B12 (carente en alimentación vegana o vegetariana) o B9 (presente sobre todo en vegetales de hoja verde). Estas carencias pueden ser debidas tanto a una ingesta insuficiente, como a las pérdidas ocasionadas por la menstruación en el caso de las mujeres, requerimientos aumentados debido a la práctica deportiva o alteraciones en el tracto gastrointestinal que imposibilitan la utilización de estos micronutrientes.


Ingesta excesiva

Al contrario de lo descrito anteriormente, una ingesta por encima de las necesidades de nuestro cuerpo también podría contribuir a los síntomas de fatiga. Concretamente, comidas con un elevado contenido en grasas o en carbohidratos -especialmente azúcares- podrían alterar los parámetros del sueño como la somnolencia diurna o la baja calidad del sueño. De hecho, en respuesta a este tipo de comidas, los niveles sanguíneos de glucosa, insulina, leptina, colecistoquinina (CCK) y péptido YY aumentan, produciendo un efecto de somnolencia. Además, la ingesta de comidas con un elevado aporte de grasa durante un largo período de tiempo conduce al aumento en sangre de los niveles de leptina y la bajada de grelina, factores que podrían explicar la sensación de sentirse más despierto.


Con todo esto, no es de extrañar que cuando iniciáis el cambio hacia una alimentación equilibrada y saludable nos digáis que os sentís más energéticos… ¡y es que las hormonas hablan por sí solas!


Composición corporal


Sobrepeso u obesidad

Varios estudios han resaltado la relación entre aquellas personas que presentan obesidad con mayores niveles de fatiga. Esto puede estar determinado por una estado inflamatorio inducido por el propio exceso de peso y también por las alteraciones tanto en la cantidad como en la calidad del sueño asociadas a la obesidad. Al final, es un pez que se muerde constantemente la cola, me explico…


Los desórdenes del sueño pueden producir cambios metabólicos y endocrinos tales como resistencia a la insulina, bajos niveles de leptina, niveles elevados de cortisol por la noche, mayores niveles de grelina, todos ellos promoviendo la sobreingesta al aumentar el hambre y el apetito. Igualmente, la obesidad puede producir cambios similares a nivel metabólico y endocrino, alterando de este modo el patrón del sueño.


Bajo peso

El principal motivo que conduce a una persona a presentar bajo peso es una ingesta energética insuficiente, que puede venir dada por varios motivos: pérdida de apetito por condiciones psicológicas, aumento de los requerimientos por enfermedad (p.ej. desórdenes tiroideos, diabetes, alteraciones gastrointestinales), ciertos medicamentos, hipermetabolismo o ejercicio físico excesivo.


Así, tanto si te sientes identificado/a con cualquiera de los casos comentados como si no, es importante que si estás constantemente cansado/a y no sabes por qué, busques ayuda profesional para encontrar la causa y poder poner solución lo más pronto posible.

 

DN Júlia Muñoz

 


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